Cuando te hayas ido
volveré buscando los despojos
que en el suelo dejaste,
cuidadosamente esparcidos.
No quemaré esos rastrojos
que más tarde el tiempo llevará;
guardaré
en secreto enterrado el pensamiento
de un anhelo que me embota los sentidos.
Y cuando apenas quede el olvido frío,
vasto, macabro, desnudo,
recogeré los vestigios que resten
de aquello que una vez quiso ser
y no pudo.
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